Cómo proteger tus ojos del cloro en las piscinas durante el verano

El verano es sinónimo de diversión bajo el sol, y una de las actividades más populares durante esta temporada es nadar en piscinas. Sin embargo, aunque sumergirse en el agua es refrescante y entretenido, es importante ser consciente de los efectos que el cloro y otros químicos utilizados en las piscinas pueden tener en la salud ocular. Proteger tus ojos del cloro no solo te permitirá disfrutar plenamente del verano, sino que también evitará molestias e incluso problemas oculares más graves a largo plazo. En este artículo, exploraremos cómo el cloro afecta a tus ojos y qué medidas puedes tomar para protegerlos.

¿Cómo afecta el cloro a tus ojos?

El cloro es un químico comúnmente utilizado en piscinas para mantener el agua limpia y libre de bacterias. Aunque es esencial para garantizar la seguridad sanitaria del agua, el cloro también puede ser irritante para los ojos. Esto se debe a que el cloro reacciona con otras sustancias en la piscina, como el sudor, la orina y los aceites corporales, formando compuestos químicos conocidos como cloraminas. Estos compuestos pueden causar irritación ocular, enrojecimiento, picazón y sequedad.

Además, el cloro puede eliminar las lágrimas naturales que cubren y protegen la superficie del ojo, lo que puede aumentar la probabilidad de desarrollar sequedad ocular y otras molestias. Las personas que nadan con frecuencia en piscinas tratadas con cloro son más propensas a experimentar estos síntomas, especialmente si no toman medidas preventivas.

Consejos para proteger tus ojos del cloro

Afortunadamente, existen varias medidas que puedes tomar para minimizar la irritación ocular causada por el cloro en las piscinas. Aquí te ofrecemos algunos consejos útiles:

1. Usa gafas de natación

La forma más efectiva de proteger tus ojos del cloro es usar gafas de natación. Estas gafas crean una barrera física que evita que el agua entre en contacto con tus ojos, reduciendo así la exposición al cloro y a otros químicos presentes en la piscina. Asegúrate de elegir gafas de natación de buena calidad que se ajusten bien a tu rostro para evitar que el agua se filtre en su interior.

2. Enjuaga tus ojos con agua fresca

Después de nadar, es recomendable enjuagar tus ojos con agua fresca y limpia para eliminar cualquier residuo de cloro que pueda haber quedado en la superficie ocular. Este sencillo hábito puede ayudar a reducir la irritación y a restaurar la humedad natural de los ojos.

3. Utiliza gotas hidratantes

El uso de gotas oculares lubricantes antes y después de nadar puede ayudar a mantener tus ojos hidratados y a prevenir la sequedad. Estas gotas actúan como una barrera protectora que impide que el cloro elimine las lágrimas naturales. Si eres propenso a la sequedad ocular, considera llevar siempre contigo un frasco de gotas hidratantes cuando vayas a nadar.

4. Evita frotarte los ojos

Es común sentir la tentación de frotarse los ojos cuando están irritados, pero hacerlo puede empeorar la situación al introducir más químicos o bacterias en los ojos. Si sientes molestias después de nadar, es mejor usar una toalla limpia para secarte suavemente los ojos y luego aplicar gotas hidratantes si es necesario.

Evita frotarte los ojos

5. Lleva una buena higiene ocular

Mantener una buena higiene ocular es esencial para proteger tus ojos del cloro y de otros irritantes. Lava tus manos con frecuencia y evita tocarte los ojos con las manos sucias. Además, si usas lentes de contacto, considera quitártelos antes de nadar, ya que el cloro puede adherirse a las lentes y aumentar el riesgo de irritación.

¿Cuándo debes consultar a un profesional?

Aunque las medidas preventivas mencionadas anteriormente pueden ayudar a proteger tus ojos del cloro, es importante estar atento a cualquier síntoma persistente o inusual. Si experimentas enrojecimiento, dolor, visión borrosa o sensibilidad a la luz que no mejora después de unas pocas horas, es recomendable consultar a un profesional de la salud ocular. Estos síntomas podrían indicar una afección más grave que requiere tratamiento médico.

Otras alternativas para disfrutar de la piscina

Si bien el cloro es el desinfectante más comúnmente utilizado en piscinas, existen alternativas menos irritantes, como las piscinas tratadas con sal o con sistemas de ozono. Si tienes acceso a una piscina de este tipo, puede ser una opción más suave para tus ojos. Sin embargo, es importante recordar que incluso en piscinas sin cloro, es fundamental tomar precauciones para proteger tus ojos, ya que otros irritantes o contaminantes también pueden estar presentes.

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